lunes, 3 de diciembre de 2007

En silencio

Hay a quien le pesa el silencio. Puede que sea porque le apene quedarse a solas con sus propios pensamientos, puede que sea porque en el silencio surgen a veces voces de aquellos que no están ya con nosotros, por la distancia en el tiempo o en el espacio. En realidad no importa el motivo cuando el silencio se convierte en una losa pesadísima, un tormento insalvable... Pero el silencio también es un amigo que acompaña en los momentos de descanso, el que abraza a la soledad necesaria. Es la promesa de un gesto que no lo rompe pero lo llena, de una mirada que todo lo dice, de una conversación a susurros porque con apenas mover los labios ya es suficiente. Es la mano que toca y que acaricia cuando no hacen falta las palabras, porque a veces todo puede discurrir en un hondo silencio que no incomoda, ni pesa, ni ahoga, sino que simplemente está ahí. Como siempre.

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