miércoles, 12 de diciembre de 2007

De tránsitos, de la necesidad de escribir y otras divagaciones

Me ha llegado hoy un e-mail anunciándome que fui una de las once finalistas de un importante premio de poesía. Confieso que, evidentemente, hubiera preferido ganarlo, pero aún así me dio una alegría. Parece que mi "Tránsito" va dando por allí sus pequeños pasos y, quien sabe, quizás algún día llegue a alguna parte.

"Tránsito" nació de mucho amor, y de mucho dolor. Yo siempre viví rodeada de libros, y leyendo a todas horas y en todos los lugares posibles (hasta estudiaba el piano con un libro apoyado en las rodillas), pero sólo cuando alguien me hizo una herida profunda que tardó años en cicatrizar sentí la necesidad de sacar de mi todo aquello que se acumuló dentro de mi durante el tiempo en el que leí mucho, viví y amé intensamente. Primero llegaron algunas notas y fragmentos anotados en alguna de mis innumerables libretas. Luego, y por circunstancias de la vida, nació mi primer blog, que en principio tenía un único destinatario (que lo leyó), pero que creció y creció hasta contar con muchos lectores y comentaristas asíduos. En algún momento, y me resulta difícil saber cuál fue exactamente, las palabras que vertía en este espacio virtual se convirtieron en versos, versos que además aparecían allí prácticamente a diario.

Aquellos poemas primerizos me enseñaron mucho. El blog permite alimentarse a diario de los comentarios de la gente, ver sus reacciones, escuchar lo positivo y lo negativo. Publiqué allí muchos poemas malos, y algunos buenos, y las respuestas de algunos me han hecho aprender muchas cosas. Hubo un comentario en concreto, anónimo, que me hizo pensar y que todavía resuena en mi cabeza en los momentos en los que me pongo a hilar versos, porque me pedía que escribiera cosas que realmente sacudieran, porque me veía capaz de hacerlo. Todavía lo intento, intento hacerlo de verdad. Y ese intento es ya algo más que mero pasatiempo, es parte de mi misma, es una manera de vivir las cosas, siempre procurando ver más allá de lo visible y palpable.

Aquel blog ha desaparecido ya, y sus archivos están ocultos. Lo abandoné porque en algún momento ya se esfumó esa presencia fantasmal que me persigió durante largos años, y porque seguí necesitando escribir... pero necesitaba hacerlo con tranquilidad, oculta de miradas de curiosos. Fue entonces cuando empecé a escribir "Tránsito", ese libro que cuenta el amor de la manera más sencilla posible, sin artificios, con una sinceridad absoluta. Creo personalmente que la magnitud del amor no se cuenta por su duración, sino por lo que duran sus secuelas; este libro es de alguna manera el resumen y recordatorio de un gran amor... Pero también es un libro que me dio muchas alegrías: las personas que lo leyeron se han quedado encantadas, y mi querido amigo Carlos ve un cuadro tras cada uno de los poemas del libro. Espero que me siga dando alegrías, pero yo sigo escribiendo, y ahora naufrago en una ciudad que a veces te da cobijo y a veces se torna pesadilla de calles vacías e interminables.

Este blog ya no está destinado a nadie. No es un reflejo de narcisismo egoísta, ni de la necesidad de hacerse notar. Nace simplemente de las ganas de contar las cosas, algunas trágicas y otras propias de la comedia, de compartirlas con los que (y lo sé) están en el otro lado de la pantalla, diseminados por el mundo. Quizás por eso ya no tengo la necesidad de esconderme tras un seudónimo o un nick; simplemente soy yo, con todas mis circunstancias...

No hay comentarios: