lunes, 17 de septiembre de 2007

Reencuentros

En una ciudad en la que uno amó, o por lo menos quiso un poco, las cosas nunca vuelven a ser las mismas. En sus calles queda la memoria de los paseos con manos entrelazadas, de besos en cada esquina, de caricias clandestinas en los bancos de las plazas. Algunos lugares quedan marcados para siempre por la presencia de aquel con quien compartíamos a veces más y a veces menos, a veces las confesiones más intímas, a veces sólo momentos de placer. Son recuerdos que en algunos casos duelen, y en otros nos hacen sonreír recordando el tacto, los olores, las mil y una travesuras cometidas....

Hoy he sonreído al encontrarme con él en la calle; volviendo luego a casa no pude no recordar lo peligroso que era conducir con él, algunas noches sin dormir y, como no, aquel ascensor de su casa...

1 comentario:

a veces yo dijo...

Ay!! Esos reencuentros!! Yo creo que los recuerdos han de ser siempre dulces. Y eso depende en gran parte de nosotros mismos y de nuestra habilidad para desahuciar los momentos más tristes.

Espero que nuestro reencuentro tenga lugar pronto, amiga. Un besazo, artista.