miércoles, 31 de enero de 2007

La pluma como arma



Hace algunos días murió uno de los mejores reporteros del siglo XX, Ryszard Kapuscinski.

Los primeros libros suyos los leí en polaco; los últimos, en castellano. No sé si sería capaz de decir cuál de ellos me gustó más; quizás "Ébano", este libro tan hermoso que escribió sobre África, un continente que amaba. Antes de que saliera en forma de libro lo publicó por capítulos en "Gazeta Wyborcza", el periódico más importante en Polonia y el más grande de toda Europa Central, y es allí donde tuve la suerte de conocerle, aunque sólo fugazmente: un apretón de manos, unas palabras de presentación, y esa mirada que se me quedó grabada en la memoria para siempre, cálida y penetrante a la vez, porque cuando Kapuscinski te miraba a los ojos, tenías la sensación de que podía leer en tu alma todos los secretos.

Años más tarde, elegí unas palabras suyas de "El Sha" para encabezar mi tesina; fueron éstas: “...los tiranos, más que al petardo o el puñal, temen a aquello que escapa a su control: las palabras. Palabras que circulan libremente, palabras clandestinas, rebeldes, palabras que no van vestidos de uniforme de gala, desprovistas del sello oficial.” La tesina trataba sobre Mijaíl Bulgákov, un escritor perseguido en los años del poder estalinista, y autor de "El maestro y Margarita", uno de los libros de mi vida.

Pero en realidad hay otro fragmento de Kapuscinski que me impactó mucho al leerlo, y que de alguna manera resume un pensamiento que siento como mío: "¡Saber! ¡Hay que saber! Es una obligación ética, un deber moral. Nadie se puede justificar diciendo que no lo sabía. ¿Y por qué no lo sabía? ¿Era imposible de verdad o, sencillamente, resultaba más cómodo no saber y más fácil la absolución?"

Espero, Ryszard, que algún día puedas ver desde arriba un mundo más justo y más abierto, aquél por el que siempre habías luchado con tus palabras.

4 comentarios:

a veces yo dijo...

Sin duda, un gran pensador. Yo tan sólo he leído "Los cínicos no sirven para este oficio" (ese oficio es el periodismo), y sin duda, el texto recoge las palabras de un sabio. Es una pena que gente tan lúcida tenga que morir. Por cierto, me ha gustado el perfil que has trazado. Besitos de un fiel seguidor de los atardeceres urbanos.

Anónimo dijo...

Yo me quedé de piedra; no sabía que estaba enfermo, no me lo esperaba... Leí sus Viajes con Herodoto. Fascinantes, claro. Ébano y El Sha son una auténtica pasada. Siempre que vuelvo a él tengo la sensación de que me está contando las cosas con un café por delante. Es algo, creo, que sólo lo consiguen los más grandes; esa sensación de cercanía absoluta. Muchísimas gracias por el post.

Martika dijo...

Yo creo que lo que fue Ryszard Kapuscinski se puede resumir en tres palabras: un gran ser humano...

Ana M. García dijo...

Justo estos días me acababa de comprar su libro "Ébano", una parte de él quedará siempre en las palabras que escribió y en las personas que lo conocieron.
un abrazo
Maria Guilherme