martes, 27 de febrero de 2007


El atardecer es el momento de contar uno a uno los minutos pasados del día. A veces, algunos días en los que el atardecer me parece especialmente hermoso, subo a las colinas que rodean mi barrio, a mi azotea, o a los aparcamientos del hipódromo, desierto a estas horas salvo por alguna pareja que no encuentra otro sitio, y me dedico a contemplar las variaciones de luz pintadas por el sol. Pienso en aquellos a los que quiero, en las palabras que escribí, en los momentos que desaproveché no haciendo el amor, en la música que todos los días brota de mis dedos, en todo, en nada. Me voy sólo cuando el frío empieza a apretar de nuevo acompañando a un horizonte cada vez más oscuro. Dejo atrás todo un día; el único consuelo es que al día siguiente habrá un nuevo atardecer, siempre diferente al anterior.

6 comentarios:

Mayte dijo...

Me encantan los atardeceres llenos de vida....como este que compartes con nosotros!!

Mil bikos. :D

RomáN dijo...

Qué hermoso Martika! Tal vez lo único malo es que los atardeceres suelen suceder hasta en la tarde... (no habría forma de remplazar los amaneceres con el marrón o malva del atardecer?)

Un abrazo lleno de sol de tarde de México!

a veces yo dijo...

Yo también soy un enamorado de los atardeceres. En la ciudad, en el campo, en la playa... Suscitan una delicioso estado de melancolía que a veces se hace corto y otras eterno. En fin, un abrazo, amiga.

Alter Ego dijo...

Todo atardecer es un buen momento. Abrazo Gratis

Anónimo dijo...

HOla Martika! :)
En realidad sigo dibujando mucho, pero siento que soy bastante mediocre...y llegó un momento en que me decanté más por la poesía y la literatura.Aunque ya desde pequeña quería escribir.
:)
Me alegra leerte.

a veces yo dijo...

Avísame con tiempo de esa "quedada". Parece interesante. En qué va a consistir?? Besos.